Los resfriados son una de las enfermedades más frecuentes en la infancia, y aunque no suelen ser graves, pueden causar un gran malestar. Uno de los síntomas más característicos es la congestión nasal. Esta congestión ocurre cuando las membranas que recubren las fosas nasales se inflaman debido a la infección viral, lo que provoca una obstrucción que dificulta la respiración. La congestión puede ser particularmente incómoda para los niños, ya que puede afectar su capacidad para dormir bien y alimentarse adecuadamente, especialmente en los más pequeños que aún no pueden sonarse la nariz por sí mismos.
Otro síntoma común es el estornudo, que es la forma en que el cuerpo intenta expulsar el virus y las partículas irritantes de las vías respiratorias. Los estornudos frecuentes son una señal de que el cuerpo está reaccionando al resfriado. Aunque pueden ser molestos, los estornudos son parte del proceso natural de defensa del organismo y ayudan a mantener limpias las vías respiratorias superiores. Sin embargo, también pueden contribuir a la propagación del virus a otras personas, por lo que es importante enseñar a los niños a cubrirse la boca y la nariz con el codo al estornudar.
El dolor de garganta es otro síntoma frecuente en los resfriados infantiles. Este dolor suele ser causado por la inflamación de la faringe y la irritación que provoca la tos y el goteo postnasal. Aunque el dolor de garganta asociado con los resfriados generalmente no es severo, puede hacer que el niño se sienta incómodo al tragar y hablar. A veces, los niños pueden describirlo como una sensación de “picazón” o “raspado” en la garganta. Es importante asegurarse de que el niño beba suficientes líquidos para mantener la garganta húmeda y aliviar el malestar.
Fiebre baja es un síntoma que puede acompañar a los resfriados, especialmente en los niños más pequeños. Aunque no todos los niños con resfriados desarrollan fiebre, cuando lo hacen, suele ser una fiebre leve que no supera los 38.5 °C (101.3 °F). La fiebre es una respuesta natural del cuerpo para combatir la infección viral. En la mayoría de los casos, esta fiebre no es motivo de preocupación y puede ser manejada en casa con reposo y líquidos, pero es importante monitorearla para asegurarse de que no suba demasiado o dure más de tres días.
La tos ligera es otro síntoma común que suele aparecer en los resfriados. Esta tos es generalmente productiva, lo que significa que el cuerpo está tratando de eliminar la mucosidad acumulada en las vías respiratorias. Aunque la tos puede persistir incluso después de que otros síntomas hayan mejorado, normalmente es leve y no interfiere demasiado con las actividades diarias del niño. Sin embargo, si la tos se vuelve persistente, severa o va acompañada de sibilancias, podría ser indicativo de una complicación y debería evaluarse por un médico.
En resumen, los síntomas comunes de los resfriados en niños, como la congestión nasal, los estornudos, el dolor de garganta, la fiebre baja y la tos ligera, son generalmente benignos y se resuelven por sí solos con el tiempo. Sin embargo, es importante que los padres estén atentos a la evolución de estos síntomas para asegurarse de que no se conviertan en algo más serio. Con los cuidados adecuados en casa, la mayoría de los niños se recuperan rápidamente y sin complicaciones.
Mantén a tu Hijo Hidratado: Asegúrate de que beba suficiente agua y otros líquidos saludables como caldos o tés suaves. La hidratación es clave para aliviar la congestión y mantener la energía del cuerpo.
Fomenta el Descanso: El descanso es esencial para que el cuerpo de tu hijo se recupere. Anímalo a dormir lo suficiente y a limitar las actividades físicas mientras esté enfermo.
Usa un Humidificador: Mantén un humidificador de vapor frío en su habitación para ayudar a aliviar la congestión nasal, especialmente durante la noche.
Alivia el Malestar con Medidas Caseras: Usa soluciones salinas para limpiar las fosas nasales y aplica compresas tibias en el cuello para aliviar el dolor de garganta. Si es necesario, consulta con el pediatra sobre el uso de medicamentos como paracetamol para bajar la fiebre.
Monitorea los Síntomas: Mantente atento a la evolución de los síntomas. Si la fiebre dura más de tres días, la tos empeora, o si notas dificultad para respirar, consulta a un médico de inmediato.
Evita la Propagación del Resfriado: Enséñale a tu hijo a cubrirse la boca al toser o estornudar, a lavarse las manos frecuentemente y a evitar compartir utensilios o juguetes con otros niños mientras esté enfermo.
Mantén la Calma: Los resfriados son comunes y generalmente no son graves. Con los cuidados adecuados, tu hijo debería recuperarse en una semana aproximadamente. Confía en tu instinto como padre y busca atención médica si algo te preocupa.
Consulta Siempre con un Profesional de la Salud: Ante cualquier duda o si los síntomas parecen fuera de lo común, no dudes en contactar al pediatra para recibir orientación y asegurarte de que tu hijo recibe el mejor cuidado posible.