Hola, ¿cómo estás? Soy la doctora Jimena González Cal y Mayor y hoy vamos a platicar sobre un tema diferente, que no es una enfermedad como tal, sino un signo clínico muy común: la fiebre.
La fiebre es un aumento temporal de la temperatura corporal y representa una respuesta del sistema inmunológico, como una especie de “ejército de defensa” ante infecciones virales, bacterianas o incluso como reacción a vacunas. Aunque puede ser molesta, no siempre es motivo de alarma. Por ejemplo, es común que los niños tengan fiebre después de una vacuna. Si el niño se encuentra bien, sin molestias, muchas veces lo mejor es dejar que el sistema inmune actúe sin administrar medicamentos.
Sin embargo, siempre es fundamental consultar al pediatra, ya que la dosis de medicamentos como el paracetamol se calcula según el peso corporal. Automedicarse o “dar al tanteo” puede resultar peligroso, incluso con medicamentos comunes.
Los síntomas que acompañan a la fiebre pueden incluir: sudoración, escalofríos, temblores, dolor de cabeza, dolor muscular, pérdida del apetito, irritabilidad, deshidratación, debilidad general y malestar en general.
Es esencial contar con un termómetro para tener un dato objetivo. No basta con “sentir” que alguien está caliente. En niños, los termómetros axilares o rectales suelen ser más precisos. Los termómetros digitales también son útiles, pero es importante colocarlos correctamente, ya que cualquier movimiento o mal uso puede alterar la lectura.
En adultos, automedicarse ante la fiebre puede ocultar una infección grave como faringitis o una otitis. Lo mismo aplica en niños: si ya se administró medicamento y la fiebre persiste, es necesario acudir al médico.
Recuerda que en Punto Clínico contamos con pediatras y médicos internistas altamente capacitados para atenderte. ¡No te automediques y no dejes tu salud para mañana!
La fiebre es un signo clínico que indica una activación del sistema inmunológico ante agentes externos como virus, bacterias o vacunas. No es una enfermedad por sí misma, sino una respuesta corporal. En la mayoría de los casos, especialmente en niños y adultos sanos, no representa un riesgo grave. Sin embargo, es clave saber cuándo actuar.
El uso de medicamentos debe ser cuidadoso, especialmente en niños, donde la dosis se calcula según el peso. Además, tomar la temperatura con un termómetro (preferentemente axilar o rectal en niños) permite tener una medición objetiva, esencial para decidir si acudir al médico. La fiebre puede ocultar infecciones más serias, por lo que no debe ser ignorada ni automedicada.
La fiebre es una señal de defensa del cuerpo, pero también puede ser el primer signo de una enfermedad más grave. Lo más importante es obtener una medición precisa con un termómetro y no basarse únicamente en la percepción táctil. Si la fiebre se mantiene por más de 48 horas o se acompaña de síntomas graves, busca atención médica inmediata.
En niños, nunca se debe automedicar sin antes consultar al pediatra, ya que la dosis de cualquier medicamento varía según el peso. En Punto Clínico, estamos listos para ayudarte con atención profesional, cálida y oportuna. Recuerda, tu salud y la de tus hijos es prioridad.
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